SAN LORENZO DE EL ESCORIAL
Tercera movilidad. San Lorenzo de El Escorial, octubre 2024
El ecuador de este exitoso proyecto fue un momento clave para realizar un encuentro con el objetivo de revisar progresos y concretar mejoras que ayudarían a abordar con la mayor garantía de éxito los pasos que aún quedaban por dar.
En esta ocasión, el centro anfitrión sería el CEPA Pedro Martínez Gavito, asumiendo ese rol a sabiendas de lo imposible que era dar a conocer en cuatro días las maravillas que atesoran San Lorenzo de El Escorial y las demás localidades aledañas de su ámbito de actuación: El Escorial, Fresnedillas de la Oliva, Robledo de Chavela, Santa María de la Alameda, Valdemaqueda y Zarzalejo. Para tal ocasión se diseñó un programa tan, tan apretado que no hubo tiempo ni de parpadear.
A la llegada de los invitados se les recibió con los mejores de los honores. Tras una breve parada en la sede principal del CEPA se acudió al Salón de Plenos del Ayuntamiento donde la Alcaldesa y la Concejala de Educación de San Lorenzo, entre otros miembros de la corporación local, se sumaron a esta cálida bienvenida. Gracias a la asociación Deverde, Las hijas de Felipe II pusieron el punto álgido a la jornada agasajando al grupo, en los exteriores del Real Monasterio, con las múltiples anécdotas de su padre.
El entorno natural de El Escorial y su comarca lucieron en su máximo esplendor. La visita al Arboreto Luis Ceballos fue el primero de los muchos “efectos WOW” que se experimentaron en esos otoñales días. Ya en el Bosque Gavito las sorpresas no cesaron. Cada CEPA visitante impregnó el bosque con un pedacito de su esencia mediante la siembra de un nuevo ejemplar. Sin duda alguna, una bonita manera de forjar el vínculo que nos une. Por si fuera poco, se tuvo la suerte de poder participar en la suelta de un búho real recuperado.
El rico patrimonio de esta comarca no dejó indiferente a nadie. Obligada fue la visita al interior del Real Monasterio donde Mónica, jefa de estudios del CEPA Pedro Martínez Gavito, mostró los secretos que encierra esta imponente edificación. Del mismo modo, no se podía pasar de largo sin conocer la indumentaria tradicional que con orgullo portan los escurialenses en la fiesta de la Virgen de la Herrería, los dragones de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora o las antenas de comunicación con el espacio profundo de la NASA y el INTA en Robledo de Chavela, la Fiesta de la Vaquilla en honor a San Sebastián o las “Casas Vivas” en Fresnedillas de la Oliva. Esta variedad patrimonial junto con la cariñosa acogida ofrecida por los representantes de los ayuntamientos y vecinos de estos municipios fueron el caldo de cultivo perfecto para que cada uno de los asistentes se sintieran por un momento como verdaderos gurriatos, caciques, robledanos o jarandos al sumergirse de lleno en las costumbres más arraigadas en los corazones de las personas que habitan este rinconcito de la sierra madrileña.
La nota dulce del encuentro tuvo lugar en la Casita del Príncipe, un lugar de ensueño, donde la pastelería artesana Paco Pastel evocó sabores de antaño mediante un taller de bizcotelas, reliquia gastronómica típica de San Lorenzo inspirada en el “Bizcocho del Palacio Real”.
Antes de que los visitantes emprendieran el camino de regreso, se organizó un acto de clausura en el que estuvieron presentes profesores y alumnos del CEPA anfitrión, autoridades locales de la comarca y autoridades educativas de la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Educación quienes ofrecieron unas bonitas palabras a los centros participantes en este magnífico proyecto. En esta ocasión, que resultó ser el foro más adecuado para ponerse al día de los avances en las investigaciones, se tuvo el privilegio de contar con la presencia de la escritora de novela negra Teresa Cardona que amablemente dedicó unos ejemplares de su trilogía ambientada en San Lorenzo de El Escorial. Indiscutiblemente este fue el mejor broche de oro que se pudo poner a un encuentro cuya máxima fue la transmisión de un legado patrimonial que no siempre se encuentra en los escritos pero que merece la pena conservar.